Dzerzhinsk

Dzerzhinsk, una joven ciudad de Rusia central, fue durante décadas un próspero núcleo de la industria química soviética y allí se fabricaron algunas de las más terribles armas de la guerra fría, como la iperita o gas mostaza, así como dioxinas y otros contaminantes industriales. Muchas de la fábricas cerraron tras el desmoronamiento de la Unión Soviética, pero el daño ya estaba hecho. 

Hoy en día, Dzerzhinsk tiene el triste honor de figurar en la lista de los 10 lugares más contaminados del planeta junto a Chernobil, La Oroya, Linfen y otras ciudades arrasadas por el plomo, la radiactividad o las partículas en suspensión. El ránking lo ha elaborado el Instituto Blacksmith, una organización conservacionista con sede en Nueva York. 

El informe ha analizado un total de 300 ciudades, aunque ha preferido no establecer un orden concreto entre las 10 primeras porque en muchos países no hay registros sanitarios precisos. Lo que sí está claro, subraya, es que los problemas ambientales causan hasta el 20% de las muertes en los países en desarrollo. 


Dzerzhinsk, el poblado oscuro de Rusia

Al revisar el mapamundi -lo que tomó un tiempo razonable- encontré a Dzerzhinsk, el nombre estaba escrito en pequeñas letras, minúsculas, casi imperceptible, con líneas de colores que la bordeaban y hacían más dificultosa su ubicación, estaba situada en Rusia, al este de Moscú, a lo largo del conocido Río Oka ; para mayor referencia cultural, toma el nombre gracias al comunista revolucionario polaco Feliks Edmundovich Dzerzhinsky, jefe de la Cheka (policía secreta del gobierno). 

Es un pequeño poblado que no sobrepasa los 300,000 habitantes, cuenta con una única pero gran construcción arquitectónica la Hyperboloid, que es una especia de torre, una Eiffel rural sin tantos bombos ni decoraciones, legado del buen científico Vladimir Shukhov – otra pepita cultural-. 

Pero como todo lugar, Dzerzhinsky también tiene un lado oscuro, aunque más que “dark site” es un lado contaminante; aunque suene extraño, la Guerra Fría aún sigue dejando víctimas a su paso, las fábricas armamentísticas de aquellos tiempos han dejado un legado de productos altamente tóxicos en todo lugar con los gas mostaza y sarin que se fabricaban, sumado a esto, los distintos químicos que fueron inescrupulosamente arrojado a las distintas aguas subterráneas; en 1998 se calculaba que los desperdicios echados a la ciudad era de 300.000 toneladas. Si bien las elaboraciones de estos productos dañinos han dejado de fabricarse, las demás empresas siguen desperdigando sus desechos a vista y paciencia de todos sin el más mínimo sentido de cuidar el medio ambiente. 

El instituto Blacksmith, hizo una aseveración que alarma a todos: “ En el cementerio de la ciudad sólo hay fallecidos menores de cuarenta años”. 
Un estudio realizado por el Instituto Herrería de Estados Unidos sostuvo que este poblado ruso se encuentra entre las ciudades más contaminadas del mundo, y su esperanza de vida no sobrepasa los 45 años y en algunos lugares el agua está tan infectada a niveles de diecisiete millones de veces el límite seguro; caso contrario a lo que piensa el Audiekometal Organización, que aduce que el nivel de contaminación es moderado, ¿Será cierto eso? 

Pero de poco a poco este poblado se está recuperando, debido al quiebre de las fábricas contaminantes; otras corporaciones se están preocupando por el bien de todos y ya están tomando cartas en este asunto construyendo vertederos que están siendo monitoreados, quizá suene ilógico pero somos nosotros los que ponemos en peligro el medio ambiente, somos autodestructivos por naturaleza o por ignorancia. http://viajearusia.es/dzerzhinsk-el-poblado-oscuro-de-rusia.html
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