Centro Clandestino La Perla

La Perla: recuperado para la memoria
El 24 de marzo puede ser un gran día para la memoria en Córdoba. En esa jornada está previsto que el presidente Néstor Kirchner concurra a Córdoba para encabezar un acto mediante el cual La Perla -uno de los centros clandestinos de detención más temibles durante la última dictadura- dejará de ser una unidad militar para quedar en manos, probablemente, de la Comisión de la Memoria, de acuerdo con la propuesta de los organismos de derechos humanos.

Muy cerca de la ciudad de Córdoba, sobre la autopista que une la capital provincial con Villa Carlos Paz, en las inmediaciones del Puente Nuevo que conecta con la entrada a Malagueño, está La Perla, el centro clandestino de detención más importante de Córdoba, durante la última dictadura. Sus instalaciones están sobre una loma, a mano derecha en dirección a Carlos Paz, y se pueden observar desde la ruta. Se estima que por este centro clandestino pasaron más de 2500 personas entre 1976 y fines de 1979. La Perla: su nombre sólo puede ser asociado a las torturas y a la muerte. Pero parece que llegó el momento de que ese predio pueda ser transformado en un centro de la memoria. El presidente Kirchner encabezará el acto central por el 31° aniversario del golpe y recorrerá junto a los organismos de derechos humanos y ex detenidos las instalaciones en las que sufrieron su cautiverio.

Todo indica que llegó el esperado momento para los organismos de derechos humanos del anuncio del traspaso del predio, hoy aún en manos del Ejército. Convertir este centro clandestino de detención en un espacio para la memoria fue un reclamo histórico de los organismos de derechos humanos.
En diciembre último, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, en oportunidad de la entrega del Premio Azucena Villaflor a Sonia Torres, Abuela de Plaza de Mayo, el presidente Kirchner anunció públicamente que había que recuperar La Perla. En ese momento, representantes de la agrupación Hijos de Córdoba tuvieron contactos con Oscar Parrilli, secretario General de la Presidencia, quien les pidió un informe completo sobre el campo de concentración y conversó con el organismo acerca de la posibilidad del traspaso. 

Los últimos días de enero se realizó el primer recorrido por las instalaciones de La Perla con Judith Said -coordinadora del Archivo Nacional de la Memoria, en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación- y diferentes funcionarios del Gobierno nacional. En ese reconocimiento por el predio fueron acompañados por personal militar. A partir de que se encontró documentación, la agrupación Hijos Córdoba solicitó a la Justicia Federal, en el marco de la causa "Enterramientos clandestinos", una visita al centro clandestino de detención. El 8 de este mes, la jueza federal Cristina Garzón de Lascano y la fiscal Graciela López de Filoñuk realizaron una inspección ocular junto a representantes de organismos de derechos humanos, de abogados que llevan causas de violaciones a los derechos humanos, de representantes del Equipo Argentino de Antropología Forense y de sobrevivientes de ese campo de concentración.

Se secuestró el material denunciado y se reconocieron los diferentes lugares del área: la cuadra, donde estaban tirados en colchonetas y con los ojos vendados los detenidos; la sala de torturas, y las oficinas, para luego llegar hasta la mezquita, que se encuentra a varios minutos del resto de las instalaciones.
La semana pasada, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas e Hijos, en relación a la recuperación del predio, enviaron una propuesta a Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación. En ella sugerían que debía ser recuperado el predio y sus instalaciones comprendidas entre las cuatro garitas de vigilancia, incluyendo todo lo edificado y plantado a los fines de la creación de un espacio para la memoria.

La "cuadra", donde se encontraban los detenidos ilegales, tirados en colchonetas de paja en el piso, sólo mantiene el techo y el piso igual que en los años de la dictadura militar. Hoy tiene tabiques y equipos de aire acondicionado y calefacción. La extensión de 32 hectáreas, que está alambrada, es el predio donde en la actualidad funciona el Escuadrón de Exploración de Caballería de Paracaidistas IV. Ese es el lugar que los organismos piden recuperar para lugar de la memoria, ya que allí están los sitios significativos, donde se torturó y mató a los detenidos ilegalmente. En el documento que se elevó a Duhalde se pidió que sean desalojados los militares que en la actualidad ocupan ese espacio. Las agrupaciones trabajan sin descanso para el acto del 24, que partirá desde el puente Nuevo hasta llegar al predio donde se realizará el traspaso.

La Perla (centro de detención)    De Wikipedia, la enciclopedia libre 
La Perla, conocido también como la Universidad fue el principal centro de clandestino de detención (CCD) instalado fuera de la zona de Buenos Aires. Los CCD eran instalaciones secretas empleadas por las fuerzas armadas y de seguridad para ejecutar el plan sistemático de desaparición de personas de la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, durante la llamada Guerra Sucia de Argentina (1976-1983). Estaba ubicado sobre la Ruta Nacional N° 20, que une la ciudad de Córdoba con Carlos Paz. A 12 kilómetros de la ciudad, sobre la mano derecha, frente a la fábrica Corcemar, yendo hacia Carlos Paz. Las instalaciones son visibles desde la ruta.

La Perla fue el CCD más importante de la Zona 3, una de las cinco zonas militares en las que se había dividido el país. La Zona 3 estaba bajo la responsabilidad del III Cuerpo de Ejército con sede en Córdoba a cargo del general Luciano Benjamín Ménéndez. Abarcaba toda la parte norte del país.
El coronel César Emilio Anadón, fue jefe del destacamento de Inteligencia 141 y de La Perla.


El teniente primero Guillermo Barreiro fue jefe de interrogadores en el año 1976.


Luis Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován y Ricardo Alberto Lardone. integraban el grupo Comando de Operaciones Especiales de La Perla, actuando como torturadores y secuestradores.

El Capitán Héctor Vergez oriundo de Victorica, provincia de La Pampa, fue jefe de la III sección de Operaciones Especiales OP3 La Perla durante el año 1976.


Distribución

El CCD tenía cuatro edificios de ladrillo a la vista, tres de ellos comunicados por una galería. Dos de éstos eran utilizados por oficiales y suboficiales y el tercero era “La Cuadra”, donde se alojaban a los detenidos. Conforme se detalla allí, en un extremo de “La Cuadra” estaban los baños, en el opuesto cuatro oficinas para interrogatorios y tortura y una para enfermería. La sala de torturas tenía un cartel que decía: "Sala de terapia intensiva - No se admiten enfermos". El edificio restante funcionaba como garaje. (Nunca más)

Durante

Mientras la golpean le gritan que van a matar a la criatura que lleva en el vientre. La insultan y amenazan permanentemente. En un momento dado le dicen: «estás desaparecida en la Perla. De aquí ni Dios, ni el Papa, ni el presidente te sacan...» (Nunca Más)

de "El Tigre y la Nieve", novela de Fernando Butazzoni (1986) sobre una detenida, Julia Flores, en La Perla. Fragmento más extenso en:[2]


El panorama de la barraca no había variado: la misma doble fila de colchonetas, y sobre ellas los cuerpos encapuchados o vendados, con las manos atadas a la espalda. En la puerta de entrada un soldado hacía guardia desarmado, y de vez en cuando alguno se asomaba, recorría con la vista el suelo de la barraca, y luego volvía a desaparecer. En cierta medida había en La Perla una rutina alucinante a la cual todos empezaban a acostumbrarse, y cuyo eje principal era el momento en que llamaban para los traslados. Julia escuchaba el camión que llegaba al patio del cuartel, esperaba, repetía mentalmente su número, pensaba que el 244 no era un número como para que lo dijera algún oficial en voz alta desde la puerta de la barraca, creía que habría de salvarse nada más que por tener ese número y no otro.

Los prisioneros eran llamados "los negros" (Nunca más, 1566).

Declaración de un sobreviviente de La Perla (del Nunca Más):


VERGEZ se interesa especialmente por Mercedes, debido a su pertenencia a una familia cuyo apellido es muy conocido por su accionar político. Somos testigos de las palabras que este capitán le dice a Mercedes, cuando con sus manos la toma de la cara y la empuja contra la pared del pasillo marcado en el plano general de La Perla. Corriéndole un mechón de su pelo que caía sobre su frente, y de forma muy suave (rasgo desconocido en este asesino) le dice: "Qué linda que estás Negrita, lástima que vamos a meterte la 220 en la vagina". Se refiere a la picana de 220 volts llamada "Margarita" (una de las 2 picanas existentes en la sala de tortura o "sala de terapia intensiva", lugar al que irónicamente llamaban así nuestros captores).

En el libro "Sobrevivientes de la Perla" los autores relatan:


En La Perla los prisioneros eran fusilados en los campos aledaños al centro. Hasta allí eran trasladados en un camión bautizado “Menéndez Benz”. Geuna contó: “Antes de descender del vehículo, eran maniatados. Luego se los bajaba y se les obligaba a arrodillarse delante del pozo y se los fusilaba. En los fusilamientos participaban oficiales de todas las unidades del Tercer Cuerpo, desde los subtenientes hasta los generales” (Contepomi 1984).

En 1984 el suboficial Alberto Vega declaró a la CONADEP que él trasladaba a los detenidos a unos pocos kilómetros de la Perla (Córdoba), los colocaba frente a una fosas con los ojos vendados, amordazados y con las manos atadas a la espalda, donde eran fusilados y sus cuerpos quemados con cal antes de tapar la fosa (Nunca más).


Un campesino que alquilaba los campos de La Perla declaró que vio como el general Menéndez ordenaba fusilar con ametralladoras a alrededor de 120 personas que cayeron a unas cisternas que existían ahí. Luego tiraron petróleo a las cisternas llenas de cuerpos fusilados y produjeron una enorme fogata (Nunca más).


El 25 de mayo de 1977 el personal de La Perla festejó la fecha patria (Revolución de Mayo). Los torturadores pusieron una gran mesa en el centro de la cuadra de detenidos y sirvieron chocolate entre ellos. Mientras tanto todos los secuestrados debían permanecer de pie, al lado de sus colchonetas, y con los ojos vendados. Al comienzo todos debieron cantar el himno nacional (Nunca Más, Leg. 4279 ).

A partir de 1977 Menéndez realiza el llamado "pacto de sangre" obligando a todos los militares del III Cuerpo a participar en los asesinatos. Se fusilaban 3 personas por día. A las 4 de la tarde, colocaban los biombos y gritaban: "tabicar...SE", o "CAMIOOOON"... Era el caminón que procedía a "trasladar" a los detenidos-desaparecidos, eufemismo que se utilizaba en todos los CCD para el momento del asesinato.

Algunos de los detenidos vistos en La Perla

Graciela María Doldan (compañera de Sabino Navarro, Montoneros), Alejandro Monjeau, los adolescentes que organizaron el Centro de Estudiantes de la Escuela Manuel Belgrano (Silvina Parodi, Gustavo Torres, Jorge Nadra, Pablo Schmucler, Claudio Román, Walter Magallanes, Claudio Orosz, Oscar Liñeira, Fernando Avila, Graciela Vitale y Daniel Bachetti.

Después 
En Córdoba se ha tomado la decisión de crear un Museo de la Memoria el edificio donde funcionó el Departamento de Inteligencia D-2, de la policía local, sobre el pasaje Santa Catalina, en uno de los costados del histórico Cabildo de la ciudad de Córdoba.


El D-2 no era un CCD permanente, sino el lugar de llegada de los detenidos que estaban en tránsito hacia La Perla o la Penitenciaría del barrio San Martín.

Bibliografía

* Butazzoni, Fernando (1986), El tigre y la nieve, Montevideo: Banda Oriental. ISBN 84-88455-48-8.


* Contepomi, Patricia; Contepomi, Gustavo (1984), Sobrevivientes de la Perla, Buenos Aires: El Cid Editor. El libro se encuentra publicado completo en un pdf (280 kb 48 paginas) ; consultado 10-abr-2006.
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