Gustavo Zerbino: «Un líder no se queja y no se busca excusas»

El empresario uruguayo, ayer, en Santander. /
DANIEL PEDRIZA

Gustavo Zerbino: «Un líder no se queja y no se busca excusas»
Uno de los 16 supervivientes de la 'tragedia de los Andes' explicó ante empresarios cántabros sus ideas sobre la gestión de la adversidad.
Gustavo Zerbino, un uruguayo casi universalmente conocido, cree que «el líder no se queja y no se busca excusas». Sabe encarar cualquier conflicto «sin lamentaciones y de forma positiva». Las personas que están «perfectamente bien son las que se quejan, porque los que están en una situación límite no se lamentan. Aprietan los dientes y salen adelante». Así lo señaló ayer en Santander el empresario, quien compartió sus ideas sobre gestión de los problemas con un nutrido grupo de integrantes de la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar, que celebró su asamblea anual.

De situaciones límite, Zerbino sabe un rato. Fue uno de los integrantes del equipo de rugby Old Christians que viajaba en un avión que se estrelló, en 1972, en la cordillera de los Andes. Fallecieron 29 viajeros, entre deportistas y acompañantes. En unas condiciones climáticas extremas -por el día el termómetro podía llegar a los 40 grados y por la noche ponerse en 40 bajo cero-, los 16 supervivientes sólo pudieron volver a sus vidas después de decidir alimentarse de los cuerpos de sus compañeros muertos, única forma de obtener la energía necesaria para regresar a la civilización, desde un glaciar a 5.000 metros de altura.

Ayer, Zerbino señaló que ésta no fue la decisión «más difícil» que ha tomado en su vida, aunque fuera «muy difícil de aceptar. Pero una vez que se hace, al otro día parece lo más normal del mundo. La capacidad de adaptación del ser humano es impresionante».

Han pasado 36 años de lo que se conoció como 'tragedia de los Andes' y aquel joven de 19 años que vivió «aislado del mundo, totalmente abandonado y en unas condiciones miserables» se define, actualmente, como un hombre «feliz». Es médico, presidente de Merck Uruguay, y presidente de la Unión de Rugby de Uruguay, un deporte en cuyo seno aprendió a trabajar en equipo. Zerbino consideró ayer que, esencialmente, él es la misma persona que antes de pasar por aquella brutal experiencia. «El que fue tomate volvió tomate y el que fue banana volvió banana», explicó.

«La suerte no existe»

Entre sus muchas ocupaciones está la de pronunciar conferencias sobre liderazgo. Según relató, la lección que sacó de los 73 días pasados en la cordillera andina es que un líder es el que pone en un grupo humano «lo que está faltando». Sea esto «esfuerzo o alegría». «El verdadero liderazgo es la acción pura», recalcó, para agregar que las situaciones de incertidumbre y cambio «son permanentes. Se parte de una premisa equivocada». La experiencia de los Andes le enseñó, por otro lado, que la suerte «no existe. Porque, cuanto más practico, más suerte tengo».

También apuntó que el problema se convierte en oportunidad cuando el conflicto se identifica. «La aceptación es básica. Si acepto lo que ocurre, dejo de pelear contra la realidad y centro el foco en buscar las oportunidades». Además, el líder debe «ir con determinación hacia el objetivo. Sin excusas». Agregó que los seres humanos «usamos excusas desde que nacemos, con motivos convincentes, pero falsos, para no actuar».

«Nosotros teníamos un objetivo, que era sobrevivir. Y sabíamos que habría que hacer cosas extraordinarias para lograr soluciones». No valía quejarse. Así que el grupo optó por no perder la esperanza y rezar rosarios por las noches, pero sin olvidar «que los helicópteros no los iba a enviar dios. Tuvimos que salir a buscarlos». Es decir, que las 16 personas que regresaron de la montaña de forma milagrosa rogaron «a Dios, pero con el mazo dando». «La suerte no existe. Porque, cuanto más practico, más suerte tengo»