La única sobreviviente de la tragedia del Titanic

Millvina Dean tiene 96 años y vive en un hogar de ancianos. Una fractura de la cadera la llevó hasta el recinto y lo que iba a ser una estadía de tan sólo dos semanas se convirtió en una prolongada visita de dos años. Producto de esta situación, decidió subastar algunos de sus enseres.

Probablemente este tipo de situaciones ocurren diariamente en el mundo, pero lo curioso es que estamos hablando de la única sobreviviente del hundimiento del Titanic que aún está viva y que por problemas económicos, quiere vender sus recuerdos del transatlántico que se hundió el 15 de abril de 1912 a las dos de la madrugada. Esta es su particular historia.

La noche de tragedia
Su nombre verdadero es Elizabeth Gladys Dean y en realidad “Millvina” es su apodo, sus padres fueron Frank Dean y Georgette Eva Light y Bertram, era su hermano, dos años mayor que ella.

Sus padres tenían el sueño de abrir una tienda de tabaco en Kansas, Estados Unidos. Eran tantas sus ganas que su papá había ahorrado durante muchos años el dinero para pagar un viaje de esa magnitud.

Fue así que su familia, con esta ilusión bajo el brazo, compraron boletos en un barco para partir rumbo a Estados Unidos. Sin embargo, por esas cosas del destino, los trabajadores de la embarcación se fueron a huelga por lo que les fue imposible viajar en esa línea.

Sin embargo, a esta familia se les ofreció boletos para embarcarse en el – en ese momento – trasatlántico más grande e indestructible del mundo: El Titanic.
Si bien, el ofrecimiento equivalía a boletos de tercera clase, los padres de Millvina aceptaron felices, seguramente sin siquiera pensar o augurar que este giro del destino tendría un desenlace trágico.

En ese entonces, Millvina tenía tan sólo dos meses de edad, por lo que se convirtió en la pasajera más joven del Titanic.
Fue en esa gélida y trágica madrugada de abril de 1912 que Frank Dean sintió que el trasatlántico había colisionado con un iceberg. Su primera reacción fue ir a la pieza donde estaba su familia para advertirles de lo ocurrido.

Así, en medio de la desesperación y del terror de los tripulantes, la madre de Millvina junto a su otro hijo y Millvina lograron llegar a un bote de salvavidas. En cambio, su padre se perdió entre la muchedumbre y finalmente pereció en la tragedia.

Una infancia pobre
Tras la tragedia, Georgette decidió que lo mejor para su hija Milvina y su hijo Bertram era quedarse en Kansas, fue así que desistió de su sueño de abrir una tienda de tabaco en los Estados Unidos.

Vinieron tiempos difíciles para la familia Dean, sin embargo, en medio de la pobreza y del dolor, Millvina comenzó a llamar la atención de los medios de prensa por su ternura y por supuesto, porque era la sobreviviente más joven de la tragedia del Titanic.

Como muestra, esto fue lo que se escribió en una oportunidad acerca de ella cuando fue trasladada junto a su madre y hermano luego de lo ocurrido con el Titanic: “Ella fue la muñeca del barco durante el viaje, incluso las mujeres se peleaban por cuidarla al punto que los oficiales decidieron que pasajeros de la primera y segunda clase podían tenerla pero por cada uno no más de 10 minutos”.

Pero con todo esto, igualmente pasó una infancia bastante humilde al punto que tanto ella como su hermano pudieron ir al colegio gracias a la ayuda que entregaba ciertas fundaciones.

Esto continuó así hasta que su madre, cuando ella tenía tan sólo ochos años, decidió dejar su viudez y casarse en segundas nupcias.

La llegada de la verdad
Justamente fue cuando Millvina tenía ocho años que su madre decidió que ya era hora para contarle en detalle lo que había sucedido en el Titanic. Según ha relatado en varias entrevistas no dejó de sorprenderse por el relato de su madre.

Sin embargo, recién en los años 70, Millvina comenzó a hacer pública su experiencia en el Titanic, dando una serie de conferencias y charlas al respecto.
Una vez que salió del colegio trabajó para el gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial y luego se desempeñó en una empresa de ingeniería.

Cuando se estrenó la cinta “Titanic” del director Jame Cameron, Milvina aseguró que jamás la podría ir a ver, ya que no podría soportar el dolor.
Respecto a su vida, amorosa, lo único que se sabe es que nunca se casó y que no tiene hijos.

La subasta
La vida actual de Millvina no es para nada feliz. Ante las dificultades económicas que sufre, y para poder seguir pagando el hogar de anciano en el que vive, decidió subastar varios recuerdos que tiene del Titanic. Según ha confesado, espera sacar unos 5 mil dólares en este remate.

“Subasto cualquier cosa que pueda valer dinero”, ha confesado con un poco de desesperación.
Entre los artículos que se subastarán están algunas cartas dirigidas a su madre por la indemnización entregada por el Titanic a todos los familiares de los fallecidos en la tragedia.

Si bien ya tiene 96 años el gran sueño de Millvina sigue estando ligado al Titanic. Según ha confesado lo único que anhela es es poder llegar hasta el 2012 para poder presidir los actos de celebración del centenario del naufragio.
Copyright Terra Networks S.A.
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