Murió Arquímedes Puccio, jefe de recordado clan criminal de los '80
Arquímedes Puccio residía en la ciudad pampeana de General Pico.
El contador y abogado Arquímedes Puccio, quien estuvo preso durante 23 años por liderar una banda que hace tres décadas secuestró y asesinó a dos rugbiers en su casa de San Isidro, mató a un empresario al tratar de capturarlo y mantuvo cautiva a una empresaria, murió a los 84 años en la ciudad pampeana de General Pico.
El jefe de la sección II de la policía de General Pico, comisario Mauro Bertone, confirmó que su cuerpo fue encontrado en la cama de su casa ubicada en la calle 4 número 1253, del barrio El Molino.
Además, agregó que ningún familiar quiso hacerse cargo del cuerpo, por lo que aguardan una decisión judicial para ver si lo entierran "en una fosa común del cementerio de General Pico".
El jefe policial explicó que Puccio sufrió una complicación por un ACV (Accidente Cerebro Vascular) y que su cuerpo fue hallado por el hombre con quien convivía, un predicador de la Iglesia Evangélica, religión que practicaba desde que estaba preso.
"El había sufrido hace unos años un ACV y pese a que andaba bien y se podía manejar por sí solo, necesitaba una medicación diaria. Su compañero de vivienda lo encontró precisamente cuando fue a buscarlo para darle la medicación", indicó Bertone.
Puccio fue condenado en 1995 a reclusión perpetua por liderar la banda que secuestró y asesinó tras el cobro de rescates en julio de 1982 a Ricardo Manoukian (24), quien jugaba en Puerredón, y en mayo de 1983 a Eduardo Aulet (25), del San Isidro Club (SIC).
Además, la Justicia lo halló culpable del crimen de empresario Emilio Naum (38), propietario de firma de ropa Mac Taylor, quien fue asesinado de un balazo en junio de 1984 cuando se resistió a que lo secuestraran.
El último de los secuestros extorsivos que le imputaron fue el de la empresaria funebrera Nélida Bollini de Prado (56), quien fue rescatada en agosto de 1985 por la Policía en la casa de los Puccio en San Isidro, cuando la banda intentaba cobrar el rescate.
Además de Arquímedes, dos de sus hijos conformaban el clan encargado de participar de los hechos, el ex wing del Club Atlético San Isidro (CASI) y de Los Pumas, Alejandro, y su hermano Daniel, alias "Maguila". El tercer hermano, una hermana y la madre de ellos no fueron involucrados en los hechos.
Alejandro fue condenado a prisión perpetua y en mayo de 1985 cuando era trasladado saltó con sus manos esposadas desde el quinto piso de los tribunales porteños, pero sobrevivió.
Las lesiones le complicaron su estado de salud mientras estuvo en prisión hasta que fue liberado en 2007, pero, al año siguiente, murió cuando tenía 49 años. En tanto, "Maguila" estuvo sólo tres años preso, aunque en 1999 fue condenado a 13 años de prisión, lo que jamás cumplió porque desde entonces permanece prófugo, aparentemente en Brasil.
Además de los Puccio, la organización criminal estaba compuesta por el militar retirado Rodolfo Franco y sus amigos Guillermo Fernández Laborde y Roberto Oscar Díaz.
Los investigadores del caso concluyeron que Puccio, un contador público vinculado a la ultranacionalista Tacuara y posiblemente a la Triple A, se mudó a una casona de San Isidro con la aspiración de integrarse a la clase social alta a la que no pertenecía y que armó la banda con el fin de conseguir el dinero para lograrlo.
Fue condenado el 26 de diciembre de 1995 y, si bien los primeros años por su edad fue beneficiado por una prisión domiciliaria, en 2004 lo enviaron a una cárcel de La Pampa luego de que se comprobó que salía de su casa.
El comisario Bertone señaló que Puccio estuvo cumpliendo condena en una primera etapa en la Unidad Penitenciaria 4 de Santa Rosa, una cárcel común, pero en los últimos años fue trasladado a la Unidad 25 de Régimen Semiabierto de General Pico, donde además de tener salidas transitorias, pudo estudiar y se recibió de abogado.
El jefe policial contó que Puccio se había casado con una mujer mucho más joven que él, con la que convivió varios años, pero hacía unos cuatro meses estaba separado.
"El ejercía como abogado, allí en su vivienda había puesto su propio estudio jurídico, asesoraba por jubilaciones y otros temas y tenía sus clientes", comentó el comisario Bertone.
El jefe policial además relató que Puccio "pese a su pasado, nunca fue incriminado en la vía pública ni sufrió repudio de la comunidad aunque él generaba cierto recelo por sus delitos e igual dialogaba con la gente, se relacionaba con los vecinos, visitaba la unidad y a los presos detenidos".
Destacó que pese a que el cuerpo no presentaba lesiones, la fiscal Ivana Hernández ordenó una autopsia que se realizaba esta mañana en General Pico.
Bertone indicó que a Puccio "no lo visitaba nadie, ningún familiar y a raíz de su fallecimiento se le avisó a una sobrina que no quiere hacerse cargo del cuerpo, por lo que habrá que esperar si se lo entierra en General Pico en una fosa común o se espera a que alguien lo venga a retirar"
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